Linda Luna llevaba cinco meses embarazada de su primer bebé cuando le dieron las malas noticias: los ultrasonidos mostraban un defecto mortal en el corazón de su bebé. Tenía un 90 por ciento de probabilidades de morir antes o justo después de nacer. Pero gracias a un tratamiento revolucionario en el Lucile Packard Children’s Hospital Stanford, el bebé Liam de dos meses, quien se acaba de ir a casa a San Jose la semana pasada, está ganando la batalla a pesar del pronóstico.
Es el primer bebé en el mundo que ha sido tratado de manera exitosa con hiperoxigenación materna prenatal para su defecto cardíaco poco común: anormalidad de Ebstein congénita. Esta semana, varios canales de noticias locales informaron sobre el éxito del caso de Liam.
¿El problema al momento del diagnóstico? Debido a varias fugas en dos válvulas cardíacas, la sangre circulaba en sentido contrario por la mitad derecha del corazón de Liam. Se le hizo el corazón peligrosamente grande. Muy poca sangre le llegaba a los pulmones y al resto del cuerpo. Si se dejaba sin tratamiento, el defecto provocaría daño irreparable al corazón y a los pulmones.
«Una vez que ocurre el tipo de fuga que tenía Liam, es normalmente un proceso progresivo», comentó la Dra. Theresa Tacy, la especialista en cardiología fetal que trató a Liam junto con la obstetra de alto riesgo de su mamá, la Dra. Katherine Bianco, y con un equipo de otros especialistas de todo el hospital. «Solo empeora», dijo Tacy. «El feto al final desarrolla una insuficiencia cardíaca y muere».
El equipo le dio a la mamá embarazada, Luna, 12 horas al día de oxigenoterapia durante las tres últimas semanas de su embarazo. La idea era relajar los vasos sanguíneos de los pulmones de Liam con oxígeno extra que recibiría de su mamá. Esto facilitaría que su corazón bombeara sangre hacia los pulmones y, los doctores esperaban, que lo dejara sobrevivir hasta el nacimiento y la cirugía.
«Estábamos intentando ofrecerle a los padres de Liam esperanza, pero también de ser realistas porque había una probabilidad de que su bebé no lo lograría», dijo el Dr. David Axelrod, cardiólogo, quien atendió a Liam en la unidad de cuidados intensivos cardiovasculares después de que nació. «Sabíamos que incluso si superaba el embarazo, su riesgo de morir durante los primeros días de vida era muy elevado».
Inmediatamente después de su nacimiento, el 22 de noviembre, los doctores pusieron a Liam en una máquina ECMO que le hacía llegar oxígeno a la sangre. El Dr. Frank Hanley, cirujano cardíaco, también le cerró un vaso sanguíneo cerca del corazón para ayudar a que la sangre de Liam siguiera circulando. Al final, 11 días después, Liam estaba lo suficientemente fuerte para una cirugía que se realizó el 3 de diciembre, en la que Hanley le reparó el corazón por completo.
«Era una operación enorme para un bebé tan pequeñito que luchaba por su vida», dijo Luna. «La espera de siete horas durante la cirugía fue la más larga de mi vida, pero cuando finalmente lo sacaron, era un bebé distinto. Estamos muy agradecidos».
A principios de esta semana, Luna y su esposo, Jose Silva, regresaron al hospital con el bebé Liam para un feliz reencuentro con sus doctores.
«Prometí mantenerme fuerte por él» Silva le dijo a las noticias de ABC-7 mientras él y Luna describían todo lo que había pasado desde que se diagnosticó el defecto cardíaco de Liam.
Tacy dijo, «Este solo es un caso, pero es muy emocionante avanzar y sentir un atisbo de lo que creemos que es el camino correcto para tratar a otros bebés con este defecto cardíaco devastador».
Foto de los médicos y de la familia cortesía de Lucile Packard Children’s Hospital Stanford; imagen de la anatomía de un corazón y circulación normales (izquierda) vs. la irrigación sanguínea en el corazón de Liam antes del nacimiento (derecha) dibujado por la Dra. Theresa Tacy. (Las flechas rojas muestran las regiones en donde la sangre circulaba en sentido contrario en el corazón de Liam.)
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- Erin Digitale
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