Tres signos de que su hijo es demasiado mayor para ir al pediatra

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Recientemente, la escritora Stephanie Booth con The Stir de Cafe Mom habló con nuestro jefe de salud del adolescente, el Dr. Neville Golden, sobre recomendaciones de cuándo hacer la transición de un niño de atención pediátrica a atención adolescente.

Los bebés ven a un pediatra. Los adultos visitan a un médico internista. Y los adolescentes van a… eh, espere. ¿A dónde van? Hay un momento en que se siente muy raro pedirle a su hijo que aguante un video de Elmo y hojear una revista Highlights durante media hora solo para recibir una vacuna contra la influenza.

De hecho, «la mayoría de los pediatras están capacitados para atender a niños hasta los 21 años», comenta el Dr. Naville Golden, jefe de medicina del adolescente del Lucile Packard Children’s Hospital Stanford en Palo Alto, California, «pero el consultorio de algunos no es apto para adolescentes o los pediatras no se sienten cómodos con pacientes adolescentes».

A continuación se presentan las tres señales de alerta que indican que tiene que buscarle a su hijo adolescente otro doctor.

1. El consultorio de su pediatra está más dirigido a bebés que a adolescentes.

Esto en sí no debería ser un factor decisivo. Pero algunas veces, usted puede darse una idea de qué tan bien atiende su pediatra a los adolescentes, o con qué frecuencia, al sencillamente observar su consultorio, comenta Golden. «¿Solo tienen juguetes en la sala de espera o tienen videos, carteles y folletos que les podrían interesar a los adolescentes?»

2. Su pediatra no reconoce que su hijo está creciendo.

La mayoría de los médicos tratan a los niños de forma distinta a los 12 o 13 años, comenta Golden. Por ejemplo, le pueden pedir cortésmente que salga de la sala de examen para que puedan pasar la mayor parte la consulta con su hijo. Y deben abordar temas delicados como las drogas, la sexualidad, la depresión y la ansiedad. Esto podría parecer terriblemente pronto, pero «a los 14 o 15 años, bien podrían surgir», explica Golden. «Queremos que los niños sepan que tienen un lugar seguro en donde pueden hablar de esos temas».

3. Su hijo detesta ir a consulta.

Una cosa es que su adolescente se queje de ir al pediatra porque, bueno, simplemente se quejan de todo. Pero otra muy distinta es que mencionen un punto válido: «El doctor me trata como un bebé», por ejemplo, o «¡Nunca me escucha!».

Que no le dé pena preguntarle a su médico familiar cuántos adolescentes ve o de qué forma los trata distinto. Si admite que no lo hace, o que no es su especialización, busque otro pediatra o especialista en salud del adolescente en su área.

«Sencillamente le puede decir a su hijo: ‘Ahora que te estás convirtiendo en adolescente, pueden surgir problemas sobre los que te sientas más cómodo al hablar con otro doctor’”, comenta Golden.

Más en The Stir de Cafe Mom.

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