El don de los alimentos: cómo nuesto Programa de defensa pediátrica y una sociedad comunitaria alegraron la temporada de fiestas

gift-of-meals-stanford-childrens

Un programa sirvió más de 800 cenas a familias que de lo contrario hubieran pasado hambre

Las cafeterías escolares en los condados de San Mateo y Santa Clara están ajetreadas hoy con el campaneo de las charolas de alimentos mientras los niños regresan de sus vacaciones de invierno. La emoción de las fiestas también marcó una época de incertidumbre para muchos estudiantes que no sabían de dónde vendría su siguiente alimento.

Los niños de familias de bajos ingresos cuentan con los alimentos diarios que reciben en la escuela. Pero para los padres que les cuesta trabajo que el dinero les alcance, las vacaciones escolares presentan un verdadero problema, uno que el Programa de defensa pediátrica ha estado tratando de resolver.

«He estado colaborando con el Distrito Escolar de Ravenswood City, pero no tenían la capacidad de dar apoyo a los programas de alimentos durante las vacaciones», comentó Janine Bruce, doctorado en salud pública, maestría en salud pública, directora del Programa de defensa pediátrica. «Las bibliotecas públicas locales redoblaron sus esfuerzos para proporcionar espacio y ayudarnos a cerrar esta brecha de hambre. ¡Ha sido increíble!»

El programa y sus colaboradores sirvieron 600 comidas en las Bibliotecas del condado de San Mateo en East Palo Alto y 210 comidas en Half Moon Bay durante la semana entre Navidad y Año Nuevo. Ese fue un gran total de 810 cenas a familias que de lo contrario hubieran pasado hambre.

CÓMO COMENZÓ

El Programa contra el hambre es la creación de Bruce y la Dra. Lisa Chamberlain, maestría en salud pública. Empezó hace cuatro años después de que Chamberlain, una pediatra del Ravenswood Family Health Center y del Lucile Packard Children’s Hospital Stanford, viera a muchos dentro de su población de pacientes pequeños combatir el hambre y la inseguridad alimentaria.

Según el Departamento de Agricultura de los EE. UU., la inseguridad alimentaria es la condición de un acceso limitado o incierto a los alimentos.

«Este programa se estableció para abarcar sus vacaciones de la escuela. Las escuelas son un buen lugar para conseguir nutrición y estos niños no pueden seguir sin que alguien cierre esta brecha cuando la escuela no está en sesión», comentó Chamberlain, profesora adjunta de pediatría en la Escuela de Medicina de Stanford.

Después de ofrecer comidas durante un programa similar en los últimos veranos, Chamberlain, Bruce y los socios de su comunidad entrevistaron a los padres. Fue entonces cuando los padres expresaron una gran necesidad de obtener comidas durante las vacaciones de dos semanas de invierno.

«Criar niños es caro. Durante el invierno los padres se enfrentan a cuentas de calefacción más altas y a cuentas que llegan con los regalos de las festividades», comenta Chamberlain. «Dependiendo del tipo de trabajo que haga la gente, muchos padres son jornaleros y en el invierno, si está lloviendo, no tienen trabajo. No entra dinero».

«Presentamos los datos a nuestros socios de alimentación y se ofrecieron como voluntarios para colaborar con nosotros para ayudar a satisfacer esta necesidad invernal», comentó Chamberlain.

TRABAJO EN EQUIPO

¿Qué se necesita para darle vida a la idea de alimentar familias? Colaboración.

El East Palo Alto Food Security Collaborative incluye al Programa de defensa pediátrica, YMCA de Silicon Valley, Distrito Escolar de Ravenswood City, Second Harvest Food Bank, Biblioteca Pública de San Mateo y del Condado de San Mateo, Revolution Foods y otros.

«El compromiso compartido de alimentar a niños y familias es el centro de nuestra colaboración», dijo Jennifer Puthoff, directora de los programas de cuidado infantil y académico en el YMCA de Silicon Valley. «Cualquier persona interesada en alimentar a niños donde sea que se convoque a los niños, ahí es donde la Y quiere estar».

Ya que los fondos federales solo cubren las comidas de los niños, las comidas de los adultos, que también proporcionaba el colaborativo, requerían de una inversión y Second Harvest Food Bank, la Biblioteca del condado de San Mateo y Packard Children’s Hospital hicieron esto posible.

«Queremos alentar a las familias a que coman juntas», dijo Susan Takalo, directora de las sociedades comunitarias de Second Harvest. «Hemos descubierto que más niños comen cuando comen con sus padres».

¿QUIÉN TIENE HAMBRE?

Alrededor de 84 710 niños en el condado de Santa Clara y 28 630 en el condado de San Mateo experimentan inseguridad alimentaria, según Feeding America. Y no solo se trata del hambre, los problemas del comportamiento son otra consecuencia de la inseguridad alimentaria de los niños. Y, las comidas en las bibliotecas son un enfoque distinto para llegar a los niños y a las familias a los que es más difícil llegar.

«Los niños no pueden aprender si tienen hambre», dijo Carine Risley, gerente de servicios de biblioteca de la Biblioteca del condado de San Mateo. «Nuestros socios destacaron la escacez crítca de alimentos que sucede durante las vacaciones de las festividades y fue fácil para nosotros decidir expandir nuestro servicio de alimentos para apoyar el bienestar de la comunidad».

CAMBIAR LAS COSAS

El grupo siempre está pensando en nuevas formas de cambiar las cosas.

«A todos nos importa mucho este problema», dijo Bruce. «Cada uno de nosotros aporta distintos recursos y experiencia. Es un impacto colectivo y agradecemos a todos nuestros socios comunitarios por hacer que este programa sea mucho más grande de lo que podríamos hacer individualmente».

Aquellas personas que están experimentando hambre o inseguridad alimentaria, o si saben de alguien que requiera ayuda, llamen a la línea directa Food Connection de Second Harvest Food Bank al 1-800-984-3663. Puede aprender de los recursos disponibles en su vecindario e incluso sobre los menús de las comidas que se sirven.

Authors

Leave a Reply

  • (will not be published)