Alimentar a los niños con buen sentido, amor y sentido de comunidad.

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Tengo algo que confesar: llevo una doble vida. En una, soy médico y doy clases en Stanford de salud y nutrición infantiles. En la otra, soy mamá intentando (sin lograrlo a veces) tomar las decisiones de alimentación correctas para mi familia. Comer bien puede ser difícil cuando se vive en una parte del mundo en donde la comida rápida está en cada esquina. Los anuncios en la televisión que le dicen a los padres cansados que se relajen y compren pizza tampoco ayudan. Pero algunas veces hablar con otros padres –y compartir ideas de cómo alimentar bien a nuestros hijos– puede ayudar mucho. El Blog de Vidas más sanas y felices de Lucile Packard Children’s Hospital Stanford es el lugar perfecto para iniciar una discusión durante los próximos meses. Juntos, ¡lo podemos lograr!

Mi incertidumbre sobre qué dar de comer a mis tres hijos empezó hace diez años cuando la enfermera me entregó por primera vez un ser humano pequeñito, olvidándose de darme el manual de instrucciones. Sabía que la leche materna era el mejor alimento para los bebés. Pero amamantar no fue tan sencillo como creí que iba a ser. Poco después de que naciera mi primer bebé en Vancouver, Canadá, tuve que regresar a la escuela de medicina y tuve que empezar a complementar su dieta con fórmula. De alguna manera, sentí que ya había fallado como madre. Además, me preocupaba qué fórmula escoger (por cierto: todas son iguales) y también qué biberones escoger: ¿de vidrio o de plástico? ¿De látex o de silicón? Las opciones parecían abrumadoras, así como el miedo de elegir mal.

Luego, un año después, mi formación médica me llevó a una clínica de nutrición de un municipio de Sudáfrica, en donde finalmente me di cuenta de lo que estaba provocando mi ansiedad: era una consentida. De hecho, era una malcriada por tener tantas opciones y por tener tanto tiempo para preocuparme de elegir bien. Las madres que conocí en Sudáfrica no tenían estos lujos. En un lugar en el que el VIH, la pobreza, la desnutrición y la delincuencia parecían estar en todos lados, las madres criaban niños. No lo podía creer. Conocí a una mamá soltera, de nombre Baselwa, que amamantó a sus gemelos en una choza de una recámara hecha de cajas de detergente. Su determinación para darles a esos bebés la mejor nutrición surgió del hecho de que había visto demasiados bebés morir por tomar fórmula mezclada con agua sucia. Sin los anticuerpos de la leche de su madre, estos bebés no podían luchar contra la infección que se escondía en sus botellas de leche. Al observar a Baselwa, me avergoncé de mis preocupaciones.  ¿Biberón o pecho? ¿Vidrio o plástico? ¿Qué tal: vida o muerte? Esas son posibilidades a las que nunca me tuve que enfrentar.

Aquí en EE. UU., tenemos tantas opciones y tanto tiempo para pensar sobre esas opciones, que a menudo terminamos dudando de nosotros mismos. Algunas veces, nos criticamos los unos a los otros sin decirnos nada, para sentirnos mejor: «¿Puedes creer que le deja comer eso?» No vi este tipo de criticismo entre las madres que conocí en Sudáfrica. En vez de eso, se escuchaban e intercambiaban ideas. Traían alimentos y ayudaban a preparar comida. Se enseñaban entre ellas: «Estás logrando cuidar de maravilla a este bebé». Y eran sinceras.

No deseo que ninguna de nosotras viva las luchas a las que se enfrentan las Baselwa de nuestro mundo. Pero podemos aprender mucho de madres como ella. Conforme tratamos de hacer lo mejor que podemos con lo que tenemos, tal vez la decisión más inteligente que podemos tomar es alimentar a nuestros niños con buen sentido y amor, apoyándonos entre nosotros a lo largo del camino.

La Dra. Maya Adam enseña salud y nutrición infantiles en la Universidad de Stanford y opera Just Cook for Kids, una organización benéfica exenta de impuestos federales (501c3) que ayuda a padres a cambiar la manera de comer de su familia, remplazando los alimentos procesados por comidas frescas y sencillas hechas en casa. Es la instructora principal del curso en línea Nutrición y alimentación infantiles de Stanford, que se ofrece en Coursera. Esta publicación es la primera de una serie que hemos iniciado con la Dra. Adam para Vidas más sanas y felices.

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