“No hay nada como tener un vínculo con alguien que sepa exactamente por lo que estás pasando”, dice Tiffany Senter.
Presentadas por su doctor, Tiffany Senter y Emma Greene, de 18 años, comenzaron a escribirse sus historias y palabras de apoyo por correo electrónico y mensajes de texto, a pesar de que viven a 200 millas de distancia y de que nunca se habían conocido. “Yo siempre trato de conectar a los pacientes antes de la cirugía para que se proporcionen apoyo mutuo”, dice la Dra. Carol Conrad, Directora del Programa Pediátrico de Trasplantes de Corazón y Pulmón de Packard Children’s.
Ambas sufren de fibrosis quística (FQ), una enfermedad congénita que hace que el cuerpo sea incapaz de regular el transporte de sal dentro y fuera de las células. Con el tiempo, la FQ provoca la destrucción de los pulmones e impide que el cuerpo absorba los alimentos.
«Imagínense tratar de respirar a través de un pajilla», dice Conrad. «El moco ha obstruido las vías respiratorias, por lo que la persona tiene que hacer un doloroso esfuerzo hasta para el más mínimo aliento.».
A ambas se les diagnosticó esta enfermedad potencialmente mortal durante su primera infancia y se manejaban bien con la medicación y el tratamiento, lo que les permitía tener vidas relativamente normales. Pero a medida que pasaban los años, se encontraban sentadas en el banquillo, tratando, literalmente, de recuperar el aliento.
En marzo de 2011, Tiffany estaba en la lista para un trasplante pulmonar doble y recibió sus nuevos pulmones en noviembre de 2011. La situación de Emma era más grave: en noviembre de 2009, se encontraba en la lista para un trasplante único doble de pulmón e hígado.
«Es muy raro ver a un paciente, especialmente en pediatría, que requiera tanto un nuevo hígado como un nuevo par de pulmones. Tal vez sólo se realiza uno de ellos cada año en todo el país», dice Conrad. Aunque el Packard Children’s tiene uno de los programas de trasplantes pediátricos más grandes de los EE.UU., el procedimiento de Emma en octubre de 2011 fue el primer trasplante doble de órganos de su tipo en el Packard.
Ambas chicas están eternamente agradecidas con sus donantes por darles una segunda oportunidad, una oportunidad que promete un vínculo inquebrantable y permanente de apoyo y amistad. Finalmente, cuando se encontraron por primera vez en persona después de la cirugía de Tiffany en noviembre, Emma le trajo a su amiga una tarta hecha en casa. «Es como tener una gemela con FQ», dice Emma. «Ambas tenemos muchos de los mismos temores y preguntas, pero es agradable tener una amiga que entienda.»