El accidente del vuelo 214 de Asiana Airlines en el Aeropuerto Internacional de San Francisco, el sábado 6 de julio del 2013, jamás se olvidará. La tragedia cobró tres vidas, lesionó a 200 personas y dejó a muchas familias con recuerdos devastadores que durarán para siempre. Esos recuerdos también se quedarán con los equipos de atención de Stanford Medicine que respondieron de inmediato.
«Fue un acontecimiento horrible, pero es el tipo de situación para la que se preparan nuestros hospitales», comentó Brandon Bond, director administrativo de la oficina de manejo de emergencias de Stanford Hospital y Clinics y de Lucile Packard Children’s Hospital Stanford. Los hospitales se encontraron entre los nueve del área de la Bahía que recibieron las llamadas solicitando tomar medidas de urgencia para evaluar y tratar a las víctimas del accidente.
La capacitación y preparación regulares significaron que los equipos de atención se movilizaron tan pronto como llegaron las noticias. Los profesionales de urgencias del Centro de traumatismos de Stanford, el Departamento de Urgencias Marc y Laura Andreessen y la Oficina de Manejo de Emergencias tenían un plan de respuesta a incidentes establecido que se había practicado bien durante muchas situaciones de prueba. El plan incluía la activación del Centro de Control del Hospital para gestionar la respuesta mientras ayudaba a mantener las operaciones normales del hospital. Este Centro de Control tenía todo el personal necesario y se activó en 20 minutos a partir de que el personal recibió la alerta «Código triaje principal», lo que unió a equipos multidisciplinarios de los dos hospitales para coordinar de manera segura y eficiente el aumento esperado de pacientes.
Las víctimas empezaron a llegar en los primeros 90 minutos después del accidente y los hospitales ya habían movilizado siete equipos de traumatismos con cirujanos con la mejor capacitación y cinco equipos perioperativos para evaluar y tratar la afluencia. En total, se vieron 39 pacientes adultos y 16 pediátricos en este día fatídico. «Había lesiones de distintos grados», comento el Dr. David Spain. Como jefe de traumatismos y cirugía de atención crítica de Stanford, Spain ya estaba en el sitio cuando los pacientes empezaron a llegar al centro de traumatismos en ambulancia y helicóptero. (Stanford y Lucile Packard Children’s Hospital Stanford tienen el único centro de traumatismos de nivel 1 entre San Francisco y San Jose, y el único centro de traumatismos pediátricos de nivel 1 en el área de la Bahía verificado por el Colegio Estadounidense de Cirujanos.)
El Dr. Eric A. Weiss, director médico de la Oficina de Manejo de Emergencias, recordó el despliegue rápido y exitoso de los equipos de atención. «Rápidamente movilizamos a más de 150 proveedores de atención médica dedicados a responder a la tragedia», comentó Weiss, quien también es profesor asociado de medicina de urgencias en la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford. «El equipo incluía a médicos, enfermeras, técnicos, secretarios, personal de registro, trabajadores sociales, traductores y otros especialistas vitales de todos los hospitales Stanford y Packard Children’s».
Fue obvio que las muchas horas dedicadas a la preparación para casos de emergencia cambió las cosas. «Todos se reunieron de inmediato para hacer frente a la tragedia que evolucionaba rápidamente y hacer lo que mejor hacen: salvar vidas», comentó Bond, quien también dirige la preparación para emergencias de los hospitales para otros tipos de crisis, como apagones y terremotos. «Cada miembro de nuestros equipos demostró atención extraordinaria y compasiva a las víctimas y su respuesta mostró la fuerza y la resiliencia de toda nuestra organización».
A pesar de tener una respuesta exitosa, la preparación para emergencias nunca termina. «Nadie quiere que un desastre como este suceda», comentó Bond, «aún así nos debemos preparar. Aprendimos mucho de nuestra respuesta a esta tragedia, así que nos hemos seguido capacitando, equipando y hemos seguido mejorando nuestros planes de respuesta para el siguiente incidente grave».