Kassaundra, hija de Karina Gómez, nació en el 2002 con una extraña enfermedad cardíaca potencialmente mortal. Cuando Kassaundra tenía solo dos días de nacida, los cirujanos cardíacos del Packard le conectaron un pequeño marcapasos a una de las dos cámaras inferiores o ventrículos del corazón. Cinco meses después, lo reemplazaron con un dispositivo más avanzado cableado a ambos ventrículos.
En aquel momento, Kassaundra era una de las niñas más jóvenes en el país con un marcapasos biventricular. Desde entonces, más de 50 pacientes han recibido el dispositivo en el Packard Children’s, una entidad líder que adopta esta tecnología relativamente nueva que es usada más comúnmente en adultos.
La cirugía de Kassaundra fue todo un éxito. Ahora con casi 10 años, disfruta de cantar y bailar, y hasta ha protagonizado su propio video musical.
“Nadie podría adivinar al mirarla que tiene un marcapasos”, dice su madre. “Ella nada, patina sobre hielo, trepa árboles y ama la escuela, especialmente las matemáticas. No puedo encontrar las palabras para expresar mi agradecimiento por todo lo que el Packard Children’s ha hecho por mi hija”.
Hace cuarenta años, pocos niños con complicados problemas cardíacos congénitos sobrevivían. Hoy en día, la tasa de supervivencia ha mejorado de manera tan abrumadora que, por primera vez en la historia, en la actualidad hay más estadounidenses adultos que viven con la enfermedad cardíaca congénita que niños.
Felizmente, Kassaundra parece que va a ser uno de ellos.