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Una artista local dona su tiempo y talento para iluminar los días de los niños

En medio del ajetreo de la recepción del Lucile Packard Children’s Hospital Stanford, la artista Lynne Glendenning está sentada tranquilamente, organizando una selección colorida de marcadores, pinturas y brillantina para la cara, alistándose para un día ajetreado.

Una vez que todo está organizado, levanta una alcancía rosa y blanca y selecciona un marcador permanente. En minutos adornó la caja con el nombre de Ava, y le pone estilo y brillo a la tapa.

«Todos los niños merecen algo especial», comenta Lynne. «Tener un regalo con su nombre lo hace tanto más personal».

Varias veces al mes, Lynne pone su mesa afuera de la tienda de regalos del hospital, y ofrece personalización gratuita a artículos de 10 dólares o más que se hayan comprado ahí. En 10 años, le ha puesto nombres y mensajes a todo tipo de artículos desde alcancías con forma de pastelito hasta jirafas de peluche que bailan. Como miembro del Roth Auxiliary del hospital, que opera la tienda de regalos y está comprometido a ayudar a las familias que no pueden permitirse los costos del tratamiento de su hijo, Lynne dice que disfruta de poder dar algo a los pacientes y a sus familias.

Hace un poco más de una década, Lynne ya era una artista consumada y trabajaba con familias en toda el área de la Bahía y más allá en la creación de murales únicos para los cuartos de niños. Su mundo se detuvo cuando su hermana murió de cáncer. Lynne dice que perdió la inspiración para pintar.

Una de las amigas de Lynne, que participaba en Roth Auxiliary, la alentó a no renunciar a su talento y a utilizarlo para hacer sonreír a las familias del Lucile Packard Children’s Hospital Stanford. Lynne aceptó su consejo y se enamoró del hospital.

Hoy en día, nuestros pacientes, personal y voluntarios ansían sus visitas. Intercambia saludos amigables con las familias que pasan por su mesa y se pone al día con los miembros del personal del hospital que ahora considera amigos.

«Ser voluntaria aquí es algo que de verdad atesoro», comenta Lynne, «me devolvió la esperanza y la inspiración y me alegra poder hacer algo para dar un poco de alegría a los niños y a sus familias mientras reciben tratamiento aquí».

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