Katie Jo Shuman lanza para su equipo escolar de softball y le encanta el baloncesto y el fútbol. También tiene una faceta artística y empresarial: uno de sus pasatiempos es el diseño y la venta de joyas para causas nobles.
Pero solo unas horas después de su nacimiento en 1999, estaba luchando por su vida. Había inhalado una potente mezcla de meconio y líquido amniótico en el útero, y los doctores y enfermeras del Packard Children’s estaban tratando desesperadamente de sacarle la pegajosa materia fecal de los pulmones.
A medida que la situación se agravaba, uno de los médicos se acercó a Beth y Bob Shuman para ver si podía usar una droga experimental para ayudar a Katie Jo a diluir y expulsar la sustancia parecida al alquitrán. Los ansiosos padres consintieron rápidamente, y su hija en dificultades recibió la nueva medicina, la cual rápidamente dio un giro a sus circunstancias extremas.
“Katie Jo es realmente la alegría de nuestras vidas”, dice Beth. “Era nuestra última oportunidad de tener un hijo. Ni siquiera tendríamos esta vida, de no ser porque ellos la trajeron de vuelta de aquel precipicio”.
Katie Jo pasó 13 días en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales del Packard, durante los cuales el personal y las enfermeras “se volvieron parte de la familia”, recuerda Beth. “No nos dimos cuenta sino hasta más tarde de la forma en que nos ayudaron a salir adelante. El tipo de trabajo que hacen es alucinante, y el hecho de que es un hospital universitario, en esas circunstancias fue un gran bono”.