
El Dr. George Lui, el Dr. Dan Murphy, el Sr. Sang Hee Yoon, la Sra. Min Wha Yoon y el Dr. Katsuhide Maeda, en el Lucile Packard Children’s Hospital Stanford el martes 6 de octubre del 2015. (Norbert von der Groeben/Escuela de Medicina de Stanford)
Un factor poco conocido sobre los hospitales infantiles es que varios de sus pacientes no son niños.
Recientemente escribí sobre uno de esos pacientes, un abuelo de 61 años de San José quien recibió una nueva válvula cardíaca en el Lucile Packard Children’s Hospital Stanford en mayo. Sang Hee Yoon nació en Corea del Sur en una época en la que muchos bebés con defectos cardíacos morían durante la infancia. Fue una de las primeras personas que recibió una reparación quirúrgica para su afección cardíaca, llamada tetralogía de Fallot. La reparación funcionó bien durante muchos años, pero con el tiempo necesitó reemplazar una válvula cardíaca que no funcionaba.
Cuando llegó el momento, los doctores de nuestro equipo de cardiopatía congénita del adulto estaban ahí para ayudarle. Mi historia explica los desafíos poco comunes de un campo que está creciendo rápidamente conforme 20 000 adolescentes con cardiopatías congénitas «se gradúan» para pasar a la atención médica a adultos:
«Los pacientes regresan a los 40 o 50 años y nos dicen: ‘Mi doctor dijo que estaba curado’, comentó el Dr. George Lui, director médico del Programa de adultos con cardiopatías congénitas en Stanford, una colaboración entre el Centro cardíaco en Lucile Packard Children’s Hospital y Stanford Health Care. Algunas reparaciones quirúrgicas de la infancia de los pacientes se consideraron tan exitosas que nunca esperaron volver a un cardiólogo, dijo Lui. En otros casos, la primera cirugía fue tan poco común y riesgosa que el cirujano desalentó al paciente de someterse a más operaciones.
Pero los doctores han aprendido que la mayoría de los adultos con cardiopatías congénitas reparadas no están curados. Conforme ha madurado la disciplina, los cardiólogos han perfeccionado su entendimiento sobre cómo ayudar a los pacientes como Yoon a navegar los riesgos de vivir con problemas cardíacos persistentes y también han aprendido cómo los defectos cardíacos interactúan con los problemas cardiovasculares que las personas adquieren con la edad.
La nueva válvula cardíaca del Sr. Yoon ha cambiado mucho las cosas: él y su esposa me dijeron que su salud está mucho mejor que nunca. Antes de su cirugía en Stanford, la válvula cardíaca que no funcionaba de manera apropiada se traducía en que el cuerpo nunca recibía suficiente oxígeno. A menudo se sentía adolorido o sentía opresión en el pecho, especialmente a gran altitud. Todo está resuelto ahora. Los cuatro hijos y 10 nietos de la pareja están emocionados:
«Están muy felices por mi situación», dijo [Yoon]. «No solo los miembros de la familia sino todas las personas que conozco dicen: ¡Te ves muy sano!» La familia Yoon ya visitó el parque nacional Kings Canyon, un destino que eligió por su paisaje montañoso. «Estoy muy agradecido de que ahora ya puedo disfrutar de mi vida nueva», dijo Yoon.
Vía Scope
Foto – del Sr. y la Sra. Yoon con sus doctores (de izquierda a derecha) el Dr. George Lui, el Dr. Daniel Murphy, y el Dr. Katsuhide Maeda, cortesía del Lucile Packard Children’s Hospital Stanford
Descubra más sobre el Programa de adultos con cardiopatías congénitas o llame al (650) 724-9220.
Authors
- Erin Digitale
- more by this author...