
Hace años, como nadadora universitaria, me sorprendió que una de mis compañeras del equipo me dijera que había tenido problemas con un trastorno alimenticio. Sabía que esto era un problema común en deportes como la gimnasia y el patinaje artístico, en los que constantemente se juzga la apariencia del atleta, pero había asumido, de manera equivocada, que un deporte en donde la velocidad le gana al glamour concedería protección en contra de un trastorno alimenticio.
Pero como un reportaje nuevo de la NBC del área de la Bahía explica hoy, tanto atletas universitarios masculinos como femeninos de cualquier deporte son vulnerables a trastornos alimenticios, que a menudo se disparan por la ansiedad de mantener un lugar en un equipo competitivo o por creer que un cuerpo más ligero mejorará el desempeño. En el caso de mi compañera de equipo, un entrenador le dijo que nadaría más rápido si bajaba de peso, luego involuntariamente reforzó hábitos no saludables al felicitarla cuando bajó rápidamente de peso después de que restringió de manera seria lo que comía.
La historia de la NBC señala que no se entiende bien el ámbito del problema entre atletas universitarios, y muchas universidades ignoran las recomendaciones actuales de la NCAA para preguntarles a los atletas sobre su peso y los problemas de la imagen corporal como parte de su revisión médica. La Dra. Jennifer Carlson, especialista en medicina del adolescente de Stanford, explica lo siguiente:
La pediatra Jennifer Carlson trabaja con docenas de alumnos atletas como parte del equipo de atención de trastornos alimenticios del Lucile Packard Children’s Hospital. Ella cree que los trastornos alimenticios son un problema que a menudo pasan por alto los campus de las universidades.
«Es clave tener algún tipo de pregunta en la que se interrogue sobre estos problemas porque si no, es posible que no surjan», comentó Carlson. «Hemos visto atletas que a los 20 o 21 años tienen fracturas que no deberíamos ver hasta que tengan 50 o 60 años».
Carlson ahora está trabajando en un estudio que ve los formularios de historial médico para los atletas de Stanford para determinar si los atletas que mostraron síntomas de trastornos alimenticios y desnutrición sufrieron lesiones graves.
«Analizamos el curso de su carrera universitaria para ver si sufrieron de una fractura por estrés o lesión ósea, para poder saber cuál era la probabilidad de que un atleta con este puntaje desarrollara una fractura por estrés durante su carrera universitaria», explicó Carlson. El objetivo es desarrollar una herramienta que ayude a los entrenadores a identificar a estudiantes que están en riesgo para que los puedan tratar a tiempo.
El artículo de la NBC es el primero de una serie programada sobre trastornos alimenticios en atletas universitarios. Me da gusto ver que este problema esté recibiendo atención, espero con emoción los siguientes artículos.
Con respecto a mi compañera del equipo, tuvo suerte: pudo recibir la ayuda que necesitaba de manera rápida, antes de que tuviera problemas físicos que hubieran podido haber terminado su carrera como atleta. Para cuando me dijo lo que había pasado, ya estaba prácticamente comiendo de manera saludable y nadando mejor que nunca.
Vía Scope
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- Erin Digitale
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