La cura no es suficiente para sobrevivientes de cáncer jóvenes

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Sobreviví el linfoma de Hodgkin como adulto joven hace casi 20 años, gracias a la quimioterapia y radioterapia que recibí en el Hospital Stanford como parte de un ensayo clínico.

Incluso en ese entonces, la prioridad de la investigación era afinar mi tratamiento del cáncer para mantener una excelente posibilidad de supervivencia, mientras que minimizaba los problemas de salud a largo plazo debido a la terapia. Sabía que era poco probable que Hodgkin me matara, así que en vez de eso tenía que preocuparme de los problemas de salud futuros provocados por mi radiación y quimioterapia.

Se espera que las personas que sobreviven al cáncer a una edad temprana vivan muchas décadas después del diagnóstico y el tratamiento, así que son la población más vulnerable a los efectos dañosos a largo plazo de la terapia del cáncer. La Dra. Karen Effinger, maestría en ciencias, y el Dr. Michael Link de Stanford  exploran este problema en un editorial publicado hoy en AMA Oncology.

El editorial explica que es crítico estudiar directamente los efectos tardíos en los jóvenes adultos que sobrevivieron el cáncer, en vez de la práctica común de extrapolar los resultados de los estudios de niños y adultos de mediana edad.

En particular, hablan sobre un estudio nuevo de la Dra. Katherine Rugbjerg, y de el Dr. Jorgen Olsen doctor en ciencias médicas del Danish Cancer Society Research Center, que utilizaron los registros daneses nacionales para comparar el riesgo a largo plazo de la hospitalización en casi 34 000 supervivientes de 5 años de cáncer de adolescente y adulto joven con más de 228 000 controles de una población de edad y género equiparables. Como se publicó en la última edición de JAMA Oncology, Rugbjerg y Olsen descubrieron que los supervivientes de cáncer adolescente y de adulto jóven tuvieron problemas importantes de salud debido a su tratamiento; sin embargo, estos efectos del tratamiento fueron distintos que en los supervivientes de cáncer infantil.

El editorial también habla sobre los efectos tardíos del tratamiento del cáncer pediátrico en el desarrollo neurocognitivo de los supervivientes, que tiene un impacto en la educación, el empleo y la calidad de vida. Effinger y Link describen específicamente un estudio nuevo publicado en JAMA Oncology del Dr. Kevin Krull, doctorado, y de colegas del St. Jude Children’s Research Hospital, que comparaba los resultados neurocognitivos en 80 adultos supervivientes de 25 años de un cáncer pediátrico con 39 controles. Edelmann concluyó que el riesgo de daño neurocognitivo del tratamiento del cáncer estaba relacionado con el desarrollo de condiciones crónicas de salud —en vez de estar directamente relacionado con la exposición a dosis elevadas de quimioterapia, como se esperaba— pero se necesitan estudios longitudinales para descartar posibles factores modificadores.

Los autores del editorial concluyen lo siguiente:

En el futuro, debemos aplicar nuestro conocimiento de los efectos tardíos para mejorar el monitoreo de los pacientes y las intervenciones en los mismos. Aunque el avance que se logró en la gestión del cáncer en niños y adultos jóvenes ha sido gratificante, debemos recordar las palabras de Giulio D’Angio, quien nos recuerda que “curar no basta”.

Vía Scope
Foto de klimkin

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