
Cuando estamos en un restaurante con mucho ruido, es muy difícil escuchar a mi linda sobrina hablar. Solo puede hablar muy bajito, porque tiene una cuerda vocal paralizada.
Como muchos niños que nacen muy prematuros, el nervio que va a su cuerda vocal muy probablemente fue lastimado durante la cirugía cardíaca a la que fue sometida después de haber nacido. Su incapacidad de hacerse escuchar la frustra, especialmente ahora que está en la escuela. Sin embargo, una cirugía poco común puede darle la esperanza de tener una voz casi normal.
Recientemente los cirujanos de Stanford empezaron a realizar cirugías de reinervación laríngea, que esencialmente vuelven a cablear la cuerda vocal paralizada con un nuevo suministro nervioso. Hace poco, hablé con la Dra. Anna Messner, una profesora de otorrinolaringología y pediatría quien ve a pacientes en el Lucile Packard Children’s Hospital Stanford, sobre la cirugía de reinervación laríngea.
¿Qué procedimientos quirúrgicos estándares se utilizan para tratar la parálisis unilateral de las cuerdas vocales?
En general, los procedimientos quirúrgicos engruesan la cuerda vocal paralizada para moverla hacia la línea media del cuerpo, lo que facilita que la otra cuerda vocal compense y cierre. Hay dos cirugías estándares. Podemos hacer una laringoplastia de inyección, en la que inyectamos una sustancia en la cuerda vocal paralizada para engrosarla. Desafortunadamente, a menudo este procedimiento necesita repetirse varias veces, si es que funciona. También podemos insertar un implante de medialización en adolescentes y adultos, pero esto no funciona en niños en crecimiento. Si ponemos un implante en un niño de 2 años, no sería del tamaño apropiado cuando tenga 10.
¿Cómo funciona la cirugía de reinervación laríngea?
No importa lo que hagamos, no podemos hacer que se mueva la cuerda vocal. Nunca podremos volver a hacer que sea perfecta. Lo que sí podemos hacer es conectar uno de los otros nervios del cuello al nervio laríngeo recurrente que va hacia la cuerda vocal. Y eso ayuda a que algunas fibras nerviosas nuevas vayan a la cuerda vocal, haciendo la cuerda vocal más fuerte y gruesa. Como resultado, las voces de estos niños mejoran de manera significativa.
La cirugía misma es bastante sencilla y solo tarda alrededor de una hora. Los niños normalmente se van a casa el mismo día o pasan la noche en el hospital y vuelven a la normalidad en un par de días. Pero luego tenemos que esperar de cinco a seis meses para que la fibras nerviosas crezcan antes de que podamos percibir una verdadera mejora en la voz. El único inconveniente es que toma mucho tiempo ver los efectos de la cirugía.
¿Qué la inspiró a aprender sobre el procedimiento de reinervación laríngea?
Tenemos un gran programa de cirugía cardíaca pediátrica en Stanford, así que hay bastantes pacientes con parálisis de las cuerdas vocales. La mayoría de nuestros pacientes nacen prematuros y necesitan cirugía cardíaca, lo que puede jalar y dañar el nervio que va a un lado de la cuerda vocal. Después de estas cirugías, la cuerda vocal dañada empieza a funcionar de nuevo en un poco más de un tercio de los casos. Pero en el resto de los niños, la cuerda vocal se queda paralizada.
Las cirugías estándar no funcionan tan bien, así que hemos tenido un duradero interés en encontrar alternativas. Vi al Dr. Marshall Smith, el director médico del Centro de trastornos de la voz de la Universidad de Utah, dar una presentación sobre sus ensayos clínicos. Así que lo observé realizar la cirugía de reinervación hace casi año y medio y desde entonces he estado haciendo la cirugía. Uno de mis colegas en Stanford, el Dr. Doug Sidell, también realiza la cirugía.
¿Cuál es el impacto de la mejora en la voz de los pacientes?
La mejora en la voz tiene un gran impacto en los niños, especialmente en la escuela. Por ejemplo, cuando los niños están intentando leer un cuento o dar una presentación ante su salón de clases, ahora de hecho pueden hacerse escuchar. Los resultados son muy alentadores. La cirugía tiene el potencial de una gran mejora permanente en la voz.
Vía Scope
Foto de Howard Lake
Authors
- Jennifer Huber
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- Stanford Medicine Childrens Health
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