Un estudio concluye que hasta el 19 % de las cesáreas ayudan a salvar a mujeres y a sus recién nacidos

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Las cesáreas son las operaciones que se realizan con más frecuencia en todo el mundo. Pero ¿qué tan efectivos son estos procedimientos, que tienen sus propios riesgos y complicaciones, en salvar la vida de mujeres y recién nacidos?

Para ayudar a contestar esa pregunta, investigadores en Stanford y en los laboratorios Ariadne Labs de Harvard examinaron las tasas de nacimientos por cesárea en el 2012 en 194 países, todos los estados miembro de la Organización Mundial de la Salud. Ese año, se calcula que se realizaron 22.9 millones de cesáreas en estos países.

Los investigadores concluyeron que las muertes de madres e hijos disminuyeron cuando la tasa de cesáreas repuntaba un 19 %. Cuando el número de cesáreas era mayor que ese, no había reducción en estas tasas de mortalidad, informaron hoy los investigadores en la edición en línea de Journal of the American Medical Association.

Esos números son más elevados que las directrices actuales de la OMS, que recomiendan que las tasas de cesárea no sean mayores del 10 al 15 por ciento de los partos. En todo el mundo, el número de cesáreas varía ampliamente de región a región, del 0.6 por ciento (Sudán del Sur) al 56.6 por ciento (Brasil). En Estados Unidos, la tasa de cesáreas es aproximadamente del 30 %.

El Dr. Tom Weiser, maestría en salud pública, cirujano de Stanford y coautor del estudio, dijo que el estudio «sin duda presenta un argumento convincente para una capacidad quirúrgica mejorada», particularmente en países pobres en donde hay una capacidad limitada de atención quirúrgica. En partes del mundo en desarrollo, las mujeres mueren habitualmente por retención fetal y otras complicaciones relacionadas con el embarazo, porque no hay una infraestructura quirúrgica ni personal para proporcionar atención avanzada, que incluye los partos por cesárea, comentó.

Weiser y sus coautores pelean por mejorar el acceso a estos procedimientos que podrían salvar la vida y que podrían tener muchos efectos indirectos, que incluyen una infraestructura mejorada de las instalaciones como agua limpia y electricidad, necesaria tanto para un quirófano funcional, como para mejoras en los sistemas de salud en general.

«Todo lo que se necesita para desarrollar capacidad quirúrgica, como capacitación del personal, mejora de las cadenas de suministro, proporción de agua limpia y ambientes estériles, contribuye a un fortalecimiento general de los sistemas de salud», comentó Weiser, un profesor adjunto de cirugía. «Si uno fuera a desarrollar una capacidad quirúrgica firme y sólida, uno tendría un sistema de salud más resiliente y resistente a los sucesos catastróficos, que incluyen el ébola u otros brotes infecciosos».

Agregó, sin embargo, que los servicios quirúrgicos nuevos se tienen que proporcionar en un entorno seguro para evitar posibles complicaciones mortales, como infecciones y hemorragias.

«No podemos solo defender un mayor acceso, ya que los servicios tienen que ser seguros y se tienen que adherir a las normas básicas de atención quirúrgica», dijo.

Vía Scope

Foto de Bonbon

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