
A nivel mundial, más de seis millones de niños mueren antes de su quinto cumpleaños cada año, la mayoría de los cuales nacen en la pobreza. Aunque se han logrado grandes avances en las últimas décadas en la reducción de la mortalidad infantil mundial, algunos países, como Pakistán, han quedado rezagados. En la actualidad, Pakistán tiene la tercera tasa de mortalidad infantil más elevada y algunos de los peores indicadores de salud infantil y sociales en el mundo.
En un podcast 1:2:1 nuevo, Paul Costello, jefe de comunicaciones de la escuela de medicina, habla con la Dra. Anita Zaidi, pediatra reconocida a nivel internacional y directora del Programa de enfermedades intestinales y diarreicas de la Bill & Melinda Gates Foundation, sobre el estado de la salud infantil en Pakistán, su país natal, y de lo que se necesita para levantar a una nación. La conversación se adaptó de un seminario de salud mundial reciente patrocinado por el Center for Innovation in Global Health.
Al dirigirse a un público de estudiantes y facultad de Stanford antes de su plática con Costello, Zaidi se describió como una «optimista empedernida» que siempre «ve el vaso medio lleno». Al mirar atrás desde 1990 hasta ahora, comenta que Pakistán ha conseguido cierto avance en la reducción de la mortalidad infantil, pero no tanto como hubiera podido conseguir.
Quizá el obstáculo más grande para el progreso de Pakistán se deriva de las desigualdades de género y del mal estado de la salud materna.
«Las mujeres están muy marginadas en Pakistán, lo que afecta su salud y la mortalidad infantil», comentó Zaidi. «A menos que abordemos esos problemas, [la salud infantil] será un problema difícil de resolver… Los ciudadanos de Pakistán tienen un gran papel que desempeñar».
En el 2013, Zaidi se convirtió en la beneficiaria inaugural del premio Caplow Children’s de un millón de dólares por su trabajo en una de las comunidades pesqueras golpeadas por la pobreza de Karachi, Rehri Goth, para salvar las vidas de los niños. Durante su trabajo en Rehri Goth, vio directamente los problemas complejos que tienen un efecto en si un niño vivirá hasta los cinco años o no. En zonas de extrema pobreza, como Rehri Goth, mejorar la atención primaria no es suficiente.
«No hay fuente de ingresos. Hay más de 10 niños en una familia. Aunque su recién nacido no esté muriendo, el niño muere a los dos o tres meses de edad porque no hay nada que comer», dice Zaidi. «Te das cuenta que existe esta subpoblación de individuos que corren altos riesgos y que necesitan más que atención primaria… De hecho, necesitan intervenciones que mitiguen la pobreza, subsidios para alimentos, para sacarlos de esa situación».
Entonces, ¿qué se necesita para levantar a una nación? Para Zaidi: «Educar a las niñas cambiará al mundo y cada vez más niñas están recibiendo educación. Sabemos que [la educación] es uno de los factores de predicción determinantes de la mejora en los resultados en la salud infantil».
Vía Scope
Foto de DFID – Departamento de Desarrollo International del Reino Unido
Authors
- Rachel Leslie
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- Stanford Medicine Childrens Health
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