De vuelta al karate después de vencer los pronósticos de trasplante de hígado

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Finn Green, de cinco años de edad, tendrá un aprecio especial por su cinturón amarillo de karate cuando lo obtenga el 22 de febrero. Esto se debe a que ya ha ganado la mayor batalla que haya enfrentado en su corta vida: vencer un inusual y complicado tumor de hígado y evitar un trasplante de hígado el año pasado.

Un dolor estomacal persistente el pasado julio era la única pista de que algo andaba mal con Finn, dice su madre, Stephanie, una doctora de Long Beach. Los primeros comentarios sugerían que había contraído un parásito estomacal en la escuela. A pesar de que los exámenes iniciales no mostraron nada, el dolor estomacal de Finn no desaparecía. Después de una serie de exámenes y ultrasonidos, un doctor de California descubrió que Finn tenía un nódulo maligno en el hígado y un tumor de hígado tan grande que amenazaba con romper la delgada membrana que lo recubre. De haberse roto la membrana, habría sido fatal, comenta Stephanie.

Se advirtió a la familia que Finn podría necesitar un trasplante de hígado. Pero, un momento: no tan rápido. En una evaluación a 400 millas al norte, el centro de trasplante de Lucile Packard Children’s Hospital Stanford dio un giro completo a este diagnóstico. Decidieron que Finn no necesitaría un trasplante de hígado después de todo. Basándose en una tomografía tridimensional TAC de la más alta tecnología que mostraba el hígado de Finn con todo detalle, el cirujano Waldo Concepcion llegó a la conclusión de que él y su equipo podían extraer el tumor sin peligro, y dejarle a Finn una buena cantidad de su propio hígado, ayudándole a evitar una terapia de trasplante de por vida.

Después de la operación de extracción del tumor y unas cuantas sesiones de quimioterapia, Finn vuelve a ser el niño enérgico que era y está listo para abrirse paso a la victoria con sus golpes de karate.

“Era una situación aterradora, y el Dr. Concepción le dio un giro completo,” comenta Stephanie.

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